jueves, 29 de abril de 2010
titiritesa
En el reino de Antesdeanteyer vivía la princesa Titiritesa. Lo más le gustaba era comer terrones de azúcar y refocilarse en los charcos, cosa que hacía rabiar a su madre, la reina Mandolina, que soñaba con verla casada. Ella soñaba con explorar el mundo en un caballo azul. Y su padre no soñaba nada: roncaba tumbado boca arriba. Un día que su madre anunció que iba a tener una institutriz que le enseñaría maneras de princesa, ella huyó de casa. En el camino encontró un burro sin nombre. Como ella le regaló el nombre de Bufaldino, aceptó acompañarla.
Y llegaron al reino de Pasadomañana. Su rey, Godofredo, estaba llorando porque el monstruo Paposiete Dumbocado había raptado a su hija Wendolina. Fue a su rescate la princesa con el burro y convenció al monstruo de que se hiciera vegetariano y liberara a la princesa a cambio de aprender a tocar la flauta y un jersey nuevo. E incluso los acompañó hasta el reino de Pasadomañana. En el camino, las dos jóvenes sintieron un airecillo juguetón que les hizo cosquillas en el pensamiento. Durmieron juntas y aquella noche soñaron que volaban a lomos de Bufaldino, que Xan Dacova, el inventor de palabras, les regalaba la palabra que llama a la risa, Trukulutrú, y que se besaban una y otra vez en el Sueño Azul.
Cuando llegaron junto a Godofredo, le dijeron que eran novias y se querían casar. Estando en plena ceremonia de boda, apareció Mandolina, quien, al saber que su hija se iba a casar con otra mujer, cayó siete veces sin sentido. Pero cuando la princesa le chilló a su madre la palabra que llama a la risa, ella empezó a reir. Entonces todos se quedaron contentos.
Y las dos princesas se marcharon a la búsqueda del Sueño Azul a caballo de Bufaldino.
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